En la actualidad disponemos de una amplia variedad de sistemas de calefacción entre los que podemos elegir para disfrutar de un entorno cálido en nuestro lugar. Pero se nos ofrecen tantas propuestas que en ocasiones resulta complicado diferenciarlas.
¿Quieres saber cuáles son las principales diferencias entre un emisor térmico y un radiador? ¡A continuación te lo explicamos de forma fácil y súper comprensible!
¿Emisor térmico o radiador? Principals diferencias
Antes de entrar de lleno con las diferencias, queremos hacer una aclaración. A los emisores térmicos a veces también se les suele llamar radiadores eléctricos, lo cual genera confusión.
Cuando en este artículo hablamos de radiadores, nos referimos a los clásicos radiadores de aceite. Dicho esto, veamos las principales diferencias:
- Los emisores térmicos se colocan fijos en una habitación y no los podemos mover, mientras que los radiadores los podemos desplazar entre habitaciones.
- Los radiadores requieren de un líquido que los potencie, como aceite, mientras que con un emisor térmico solo necesitamos electricidad.
- La acumulación de calor es posible con los emisores térmicos, garantizando que el calor siempre esté en el entorno, mientras que los radiadores se apagan y pierden el calor en un breve periodo de tiempo.
- Con los emisores térmicos se puede ahorrar debido a su diseño de bajo consumo. También son, a diferencia de los radiadores, máquinas que apuestan por defender el medio ambiente.
- El diseño de los emisores térmicos es más estilizado y encaja mejor con cualquier decoración, mientras que los radiadores son equipos que desentonan en las habitaciones.
Pros y contras de los emisores térmicos
- Cuando proporcionamos calor a una habitación con un emisor térmico sabemos que estamos obteniendo una sensación agradable que durará un largo periodo de tiempo. Estos equipos son capaces de mantener el calor y asegurarse de que incluso cuando no están activos se ofrezca una sensación agradable.
- Consumen menos energía de lo habitual, no son contaminantes y disponen de funciones avanzadas, como la oportunidad de configurar un completo sistema de programación y termostato que permite controlar la temperatura desde cualquier lugar.
- Además, es característico que gocen de un buen diseño estilizado y que encaja en todo tipo de decoración.
- En contraposición a esto, un emisor térmico se tiene que instalar de manera obligatoria en pared, aunque haya algunos fabricantes que esquivan esta norma a través de pequeñas cláusulas.
- Aunque el proceso de instalación no suele ser complicado, sí que hay que tener en cuenta que no podemos mover el emisor entre habitaciones.
- Por otro lado, el sistema de programación de la mayoría de modelos, siendo algo común en multitud de marcas, es demasiado complicado y requiere de mucho tiempo hasta que lo entendamos.
- En último lugar, aunque mes a mes vamos a ahorrar en consumo energético, la compra del emisor térmico tiene un coste más elevado de lo habitual y requiere una mayor inversión.
Por cierto, estos son los mejores emisores térmicos del mercado, con cientos de valoraciones positivas y en oferta:
Pros y contras de los radiadores
- El radiador es, por derecho propio, uno de los métodos de calefacción más económicos a nivel de consumo energético. El principal motivo de ello es que utilizan algún tipo de soporte que debemos utilizar para fomentar el calor, como puede ser gas o aceite. Y dentro de este contexto el coste del gas es muy asequible.
- Así mismo, el calor que se proporciona es intenso, fuerte y de gran capacidad para llegar a todos los elementos de la instancia y no solo hacia algunas posiciones, como los techos.
- También hay que destacar la ausencia de ruido en su funcionamiento, un aspecto importante sobre todo si queremos utilizarlo en una habitación mientras dormimos.
- En el caso de los radiadores portátiles, tenemos capacidad para moverlos fácilmente.
- No son los sistemas de calefacción más rápidos, dado que tendremos que esperar un tiempo hasta que entren en calor.
- Es posible que necesitemos instalación, como ocurre con los que usan caldera, y en este caso el precio que tendremos que afrontar por ello no será precisamente reducido.
- Los modelos más grandes son los que mejor calientan, pero también son realmente aparatosos y su concepto en general a nivel estético se encuentra anclado en el pasado. No es el tipo de accesorio que añadiríamos a nuestras habitaciones si estuviéramos pensando en proteger la decoración.
- En último lugar, no son baratos y el consumo no es reducido, especialmente si los tenemos encendidos durante horas, lo que podría llevar a que nuestra factura aumentase de forma significativa.
Por cierto, estos son los mejores radiadores de aceite del mercado, con cientos de valoraciones positivas y en oferta: